15.1.09

El té blanco


El té blanco es una de esas bebidas místicas que tienen toda una leyenda detrás. A mi no me gusta demasiado, pero siempre que me tomo una taza, me viene a la cabeza como fueron recolectadas sus delicadas hojas.


El té blanco pertenece a la familia de los tés no fermentados y es originario de la región de Fujian. Para crear este té, solo se usan los brotes de las hojas que permanecen cerrados, ya que en su interior guardan el rocío de la mañana, y solo se recogen al principio de la primavera durante uno o dos días, cuando el tiempo es óptimo.

Según la leyenda, el emperador de la china ordenó que solo podían recolectar estos delicados tallos chicas vírgenes con guantes de seda y tijeras de oro, y esta tradición aún sigue vigente en algunos Palacios y jardines de la China y el Japón.


En cuanto a su preparación, debe infusionarse con agua a una temperatura de 70-75 grados, para no quemar las hojas, durante 15 minutos y debe adquirir un color amarillo cristalino.

El té blanco contiene menos cafeína que el resto de tés (15 miligramos por taza, en lugar de los 40 del té negro.) Y contiene más polifenoles, flavanoles, vitamina C y E, además propiedades anti-radicales libres y reductoras del nivel de colesterol.


Pero es una bebida difícil de tomar, sobretodo para aquellos acostumbrados al fuerte sabor del té negro. Si no estás familiarizado con su aroma y sabor, es mejor que los principiantes empiecen con los oolong ( o también llamados tés azules o medio-fermentados). Entonces pasar al té verde, y así finalmente poder llegar a disfrutar plenamente del té blanco.
Creo que yo también debo hacer ese viaje, para llegar a saborear el rei de los tés.


(más información en http://www.couleursduthe.ch/en/ )