18.9.08

Empanadillas

Las empanadillas me recuerdan a mi abuelo. Las congeladas concretamente.

Hay muchas cosas que me recuerdan a él. 

Las patatas… me acuerdo de las tardes enteras que pasaba pelando patatas con solemnidad delante de la televisión. Luego las patatas las usaba para la tortilla de patatas. Riquísimas! Las recuerdo como las mejores que he comido nunca. También las patatas las utilizaba para freírlas. Hacía unos platazos hasta arriba de patatas perfectamente cortadas, fritas y saladas. Quizá demasiado saladas… Nunca cuidó demasiado su salud. 

Me quedaba a comer a casa de mis abuelos al mediodía y también algunas horas por la tarde hasta que mi madre salía de trabajar. Recuerdo ver el Equipo A, V, McGuiver, Benny Hill… junto a él. Siempre callada porque no le gustaba que swe hablase mientras él veía la televisión.

De pequeña me llevaba al colegio mientras me escuchaba cantar las tablas de multiplicar. Cuando llovía todos los niños quedaban impresionados con su paraguas gigante. La verdad es que cuando llovía siempre quedaba empapada porque él era muy alto.

Es curioso, como recuerdo aún su olor a tabaco,  el aliento mentolado y esa característica olor de hombre viejo, mezcla de polvos talco y colonia brumel. Aún oigo su voz cascada y puedo llegar a sentir su calva brillante y sedosa.

Tengo entendido, que a pesar de su nombre, no sería el ejemplo de hombre bueno y bondadoso. Fue una buena pieza en sus años de colegio, y un padre muy duro para mi madre y mis tíos. Pero adoraba a todos sus nietos. Yo lo quería y él me quería aunque nunca nos lo dijimos.

Era un viejo cascarrabias gruñón que hacía enormes platos de patatas fritas y me gritaba cuando me ponía delante de la tele. Ese era mi abuelo a quien ayer eché de menos al comerme una empanadilla.

Qué extraños que son los entresijos de la memoria.

  

Descansa en pau avi Angel.